BARRA LIBRE. Alfredo Quezada Hernández. EL TABASQUEÑO SE PELEA CON TODOS.

Es una lástima que al dueño de La Chingada lo haya invadido la intolerancia.

El inventor del hijo de Atanasio, tiene la piel muy delicada, ni parece político de viejo cuño.

Ya se enemisto con la clase empresarial, con los intelectuales, con los activistas, los actores políticos y ya ni mencionar con la prensa.

Le platico.

El pasado fin de semana, la cúpula religiosa le pidió al jefe del ejecutivo federal repasar su estrategia de seguridad ya que desde la óptica religiosa no está funcionando de manera adecuada.

Eso fue suficiente para desatar la incontrolable ira del señor López.

Como era de esperarse, y para no perder el rumbo, la respuesta del oriundo de Macuspana fue de reprensión, no se podía esperar más del ex priista, pues recordemos que la constante es reaccionar de la misma manera ante todo aquel que le escudriñe sobre sus pifias y le repase la imperante corrupción que despunta en su administración.

Utilizando su palestra favorita, La Mañanera, el manejador del hijo de Atanasio, no dudó ni un segundo en responder. Les recrimino su silencio en el sexenio de Felipe Calderón y les cuestiono “porque esa hipocresía”.

De inmediato el secretario general de la Conferencia del Episcopado Mexicano, Obispo Ramón Castro y Castro, se dijo sorprendido y le reitero al tabasqueño que “no, no somos hipócritas, no nos hemos callado ni dejado de hacer nuestro deber, y hemos alzado la voz y no dejaremos de hacerlo cuando tengamos que hablar”.

Con eso.

De igual forma el prelado le reitero que “jamás nos hemos callado, jamás hemos dejado de cumplir con nuestro deber”.

Días antes mediante un comunicado, la iglesia católica solicitó al gobierno que encabeza el señor López, revisar las estrategias de seguridad que “están fracasando” y llamó a un diálogo nacional para iniciar acciones “inteligentes e integrales” y obtener la paz.

En esa misiva, emitida tres días después del asesinato de un par de sacerdotes jesuitas y de un guía turístico, le reclaman al señor López la necesidad de atender a los millares de ciudadanos, víctimas y académicos que están solicitando un cambio.

Y, para rematarla, le resaltan un “¡Ya Basta!, agregando “no podemos ser indiferentes y ajenos a lo que nos está afectando a todos”.

Lo cierto es que este tema se le puede salir de las manos al tabasqueño, se está metiendo con un sector bastante fuerte de la sociedad, no tan solo mexicana, sino de otras latitudes.

Los católicos tienen una pujanza portentosa. Un llamado de la cúpula católica es suficiente para que las aguas se desborden y tomen cauces insospechados.

De continuar las cosas como van, las consecuencias se podrán apreciar de manera más diáfana en la próxima jornada electoral.

El encono ha invadido al tabasqueño y, por supuesto, eso no es nada favorable, nada bueno abona a su gobierno, un gobierno que ya ha sido bastante cuestionado no tan solo por millones de mexicanos, sino por personajes de otras distancias internacionales.

Todavía, a finales del pasado mes de abril, durante su visita a la réplica de la Capilla Sixtina, instalada en la plancha del Zócalo capitalino, el señor López, en una de sus redes sociales resalto que con la iglesia católica se mantenía una relación de “amistad y respeto”.

En tan honrosa visita se hizo acompañar por el Cardenal Pietro Parolin, secretario del Estado Vaticano.

Y mire ahora, todo lo contrario.

La luna de miel duró escasos sesenta días.

Lo cierto es que la intolerancia ha venido a ser la constante en los gobiernos de la 4T.

Todos están cortados con la misma tijera, todos caminan rumbo al mismo corral.

Y, sobra resaltar, los mandatarios estatales han resultado ser no otra cosa que unos auténticos imita changos.

El hijo de Atanasio es el mejor y más puntual ejemplo.

Provecho.