BARRA LIBRE. Alfredo Quezada Hernández. SERGIO – ROCÍO – LA VENGANZA.

No cabe duda que la vida da vueltas, como la rueda de la fortuna, solo que algunos, o algunas, como en este caso, piensan que siempre estarán arriba y nunca ponen los pies sobre la tierra.

Le cuento.

La zacatecana está sufriendo.

Su soberbia le ha generado fuertes problemas y ahora tiene uno de ellos en sus manos. Contrariedad que para ella representa una seria amenaza a su proyecto político.

Sergio Gutiérrez Luna no es una perita en dulce, es un avezado político que sabe de tiempos y formas. La improvisación no lo invade como muy bien sucede con la oriunda de Río Grande, Zacatecas.

Y esto viene a colación porque es de allí donde se deriva el problema, si así se le puede llamar, de la clásica prepotencia que posee la funcionaria federal.

Hace unos ayeres el veracruzano, ese sí, nacido en Minatitlán Veracruz, por si no lo sabe la zacatecana, se lo recordamos, allá en la región sur de la entidad veracruzana pretendió ser candidato a un cargo de representación popular,

Conocedor de las formas y los tiempos, Gutiérrez Luna cumplió con el protocoló, por lo que se acercó a la ahora poderosísima funcionaria federal y le hizo saber su interés electoral, obteniendo como respuesta un rotundo no, pero eso no es todo, no tan solo recibió la desaprobación de Rocío Nahle, sino que también, nos cuentan los enterados, fue bastante grosera con el ahora presidente de la Cámara de Diputados. La zacatecana hizo florecer sus traumas y lo exhibió delante de un numero grupo de personas, situación a la que el ahora representante popular federal respondió con prudencia, con un profundo silencio. Sergio entendió la situación y opto el mutismo.

Al caminar de los días, Gutiérrez Luna continúa picando piedra dentro del negocio que regentea el tabasqueño y, a pulso, se gana un espacio, es tomado en cuenta para tareas estratégicas, entregando excelentes resultados y ahora, muy merecidamente, le otorgan tan importante presidencia.

Hábilmente Sergio, hace mancuerna con Horacio Duarte Olivares, y es precisamente el actual Administrador General de Aduanas quien lo encumbra en San Lázaro, es el Subsecretario del Empleo en la Secretaría del Trabajo y Previsión Social del Gobierno de México, quien logra obtener la venia del dueño de “La Chingada”, encaramada que al instante pone a temblar a la zacatecana.

Hasta ese momento, para la actual secretaria de Energía, todavía era digerible la situación, medio la soportaba, medio la inquietaba.

Pero sólo fue cuestión de que Gutiérrez Luna emprendiera continuas visitas a tierras veracruzanas, para que el hilo se rompiera, para que la zacatecana reventara en cólera e inmediatamente, la consentida del dueño de “La Chingada”, diera la orden al hijo de Atanasio de enderezar una andanada de ataques en contra del minatliteco.

Con un solo tronar de dedos los texto servidores al servicio del hijo de Atanasio, junto con los que tiene Eric Cisneros, el poderosísimo secretario de Gobierno, se dieron a la tarea de ello. Así de rápido y fácil.

Los enterados nos cuentan que desde algunas semanas los nervios han hecho presa al hijo de profe, en los dos principales despachos de palacio de gobierno los arranques de neurosis están al máximo, la sola presencia por tierras veracruzanas de Sergio Gutiérrez Luna los sulfura, los pone iracundos.

Dicho binomio está cierto que la orden emitida por la zacatecana debe ser cumplida a cabalidad, sin mayor pretexto.

Su alumno, el más aventajado, Cisneros Burgos, ha recurrido a todo, el aparato oficial que tiene a su disposición lo ha echado a caminar, el bajacaliforniano, por adopción, sabe y conoce muy bien de los arranques neuróticos de “la jefa”, nos comentan que ya en varias ocasiones en carne propia ha vivido esos ardores de ira que caracterizan a “la Nahle”.

Pobre bajacaliforniano.

Finalmente, Gutiérrez Luna le puso el cascabel al gato.

Sí señor.